Las ideas platónicas en torno al amor

El amor es un valor esencial en la vida humana. De alguna manera todos nos vemos involucrados en su práctica y lo vivimos como sentimiento. En realidad las mismas preocupaciones expuestas sobre las virtudes, las encontramos en el tema sobre el amor. Solo una vida virtuosa alejada de las pasiones, podrá convertirnos en hombres de Bien; ahora Platón nos señala el verdadero camino del amor, a fin de que no caigamos víctimas de los instintos y de la bajeza espiritual. También sus ideas amorosas o eróticas enlazan con su planteamiento en torno a la inmortalidad del alma.

“...Es preciso tratar el amor como la filosofía y la virtud, ya que sus leyes tienden al mismo fin.”

Esta dialéctica entre filosofía, Eros y virtud, tiene un solo y único propósito, a saber: alcanzar el bien y la felicidad. “Es bello amar cuando la causa es la virtud...”18, un amor divorciado de los valores y sentimientos humanos no tiene lugar en el esquema platónico.
Eros, según la mitología griega, hijo de Poros y Penia, fue también concebido el día que nació la diosa de la belleza (Afrodita), de la cual se hizo compañero y servidor. Eros está atravesado por una profunda dualidad ontológica y erótica, siempre busca lo que no posee: sabiduría, lo bueno, lo bello, la inmortalidad, el amor de “otro” u “otra”, o ya en el plano erótico su “media naranja”.

El alma y Eros, son por iguales universales. ¿Cómo se explica esta identidad? Mi interpretación es que Eros es el motor de la creación, el medio a través del cual se expresa en el humano ese anhelo o apetito permanente de eternidad.
Platón le asigna a Eros un gran poder creador. Todas las invenciones de los griegos: las artes, las técnicas, la sociedad política son obra suya. También lo es la amistad, la poesía, la ternura, el encantamiento y placer.
En el Banquete se distinguen dos tipos de amores, el de la musa Urania (que es legítimo), y el de Polimnia (encarna el amor vulgar.) El primero siguiendo el camino recto, se eleva a la suprema “contemplación de la belleza absoluta”19. El otro amor es errático porque se queda en la simple animalidad y no enaltece la condición humana.

Eros describe una dialéctica purificatoria, y en ese camino de ascenso va manifestando su inmenso poder creador. El amor comienza por las bellezas inferiores, pasando por todos los grados de la escala, “de un cuerpo bello a dos, de dos a todos los demás, de los bellos cuerpos a las bellas ocupaciones, de las bellas ocupaciones a las bellas ciencias, hasta que de ciencia en ciencia se llega a la ciencia por excelencia, que no es otra que la ciencia de lo bello mismo, y se concluye por conocerla tal y como es en sí”20.


Autor: Rafael Morla

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