Bolívar y la Ilustración


Por Rafael Morla.

“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria...” (Bolívar, Carta de Jamaica).

Simón Bolívar nació en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783. Cuando se produjo la Revolución francesa apenas tenía 6 años. Fue un hombre criado en la fe católica, lo cual queda reflejado en su nombre de pila, que hoy nos resulta tan raro como largo: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. Sus padres eran ricos terratenientes, dueños de haciendas y esclavos. Terminó desclasándose para ponerse al servicio de un gran ideal de humanidad, de hispanoamericanismo y de patria.
Bolívar murió un día como hoy, 17 de diciembre, del año 1830, es decir, que solo vivió 47 años. Pero aclaro que no estamos aquí para celebrar onomásticos, ni para traer a la memoria el fin de una vida ejemplar, sino para hablar de las ideas del más grande de los revolucionarios de todos los tiempos. José Martì escribió que todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre, y yo agregaría como un padre libertador, pues liberó a millones de hombres y mujeres de la cadena de la esclavitud. Fue el libertador de Venezuela, Nueva granada, Ecuador, Perú y Bolivia.
Bolívar era un hombre de acción, pero no un pragmático, en el sentido peyorativo, en que hoy se entiende. Siempre andaba a caballo y dispuesto a pelear por la libertad, por la igualdad y por la justicia, pero era portador de ideas en torno al hombre y la sociedad, que habían nacido en Europa durante el siglo XVIII, y que al llegar a América adquirieron nueva vida, al encontrarse con una realidad, que de por sí reclamaba cambios y transformaciones.
Hablar de las ideas de Bolívar, es hablar de la ideas de la Ilustración, es hablar de las concepciones filosóficas, sociales y políticas, que le sirvieron de norte y referencia en todo su accionar teórico-practico. Porque ningún hombre transforma nada sin ideas, de la misma manera que las ideas no se convierten en realidad sino aparecen los hombres y mujeres que las lleven a la práctica. Fueron precisamente los ilustrados, sobre todo los franceses de finales del siglo XVIII, los primeros en tomar plena conciencia del vínculo indisoluble entre las ideas y la acción. Ellos pensaban que las ideas se llevaban a la práctica, y que ésta, a su vez, se orientaba con las ideas.

Los grandes sistemas filosóficos de los siglos XVI-XVII, eran en absoluto especulativos y metafísicos. Los representantes de este tipo de filosofía inmanente, que discurría en la propia cabeza del filósofo, eran Descartes, Leibniz, y Malenbranche. Ellos fueron representantes del racionalismo en Francia y Alemania. Creían en las ideas innatas, en las pruebas ontológicas de la existencia de Dios, y pensaban que Dios era el garante del pensamiento. Es aquí precisamente que tiene validez la expresión de Marx, de que los filósofos no habían hecho más que interpretar el mundo, cuando en realidad de lo que se trataba era de transformarlo.
Es con el movimiento ilustrado que la razón alcanza la plenitud su autonomía y se hace práctica. ¿A qué aspiraban los filósofos del siglo XVIII? Aspiraban a realizar para la condición humana y la sociedad, lo que Newton había hecho con relación a la naturaleza física. El trabajo de trasladar esta perspectiva al mundo social y humano lo hicieron Hume y Locke en Inglaterra. En el siglo XVIII Locke era considerado el maestro de Europa.

Los franceses a lo largo del siglo XVIII se dejaron influenciar por los ingleses, asimilando y reelaborando creadoramente su pensamiento, lo cual pusieron de manifiesto en la vida práctica y en las ideas filosóficas, sociales y políticas. Montesquieu, Rousseau y Diderot (éste último jefe de la Enciclopedia), entre muchos otros, fueron los hombres que ilustraron la cabeza de los franceses, primero, para las reformas dirigidas desde arriba, y luego para los grandes cambios revolucionarios que se produjeron a partir de 1789, fecha de la Revolución francesa, que dicho sea de paso fue el acontecimiento culminante de la modernidad y de la Ilustración.
Las conquistas de la Revolución francesa, que tan positivamente se irradiaron por toda Europa y América, son las siguientes:
1-La libertad civil, 2- la democracia, 3- el sufragio universal, 4- la libertad de pensamiento, 5- la libertad de prensa, 6- la libertad de cultos, 7- el derecho de los ciudadanos a intervenir en los asuntos públicos, 8- el derecho a elegir y ser electo para ocupar cualquier puesto en la administración del Estado, 9- el derecho a pedir cuenta de su actuación al gobierno, 10- la separación entre la Iglesia y el Estado, 11- la distinción entre los bienes privados y el patrimonio nacional, 12- la desvinculación entre la soberanía y quienes la ejercen, 13- independencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
En Francia, en Europa y por todo el mundo, las ideas esclarecedoras de la Revolución, se abrieron paso transformando las concepciones políticas, filosóficas y sociales, y las antiguas formas de esclavitud y dominio.
¿Estaba Simón Bolívar, y los hombres cercanos a su entorno (Francisco Miranda, Simón Rodríguez) ajenos a las ideas ilustradas y a sus efectos prácticos? De ninguna manera. Sabemos que en 1799 estuvo en España, donde se puso en contacto con los círculos ilustrados españoles, y está documentado que viajó a París en 1804, cuando aún se sentían los reflejos de la Revolución. Pero, también al continente americano afluían los textos y las ideas de la Ilustración. El mismo Bolívar en su testamento expresa su deseo de que el Contrato social de Rousseau, que él guardaba como un tesoro, le fuera entregado a la Universidad de Caracas. Pero no sólo leyó a Rousseau, sino que también leyó a Montesquieu, que son las dos figuras claves de la Ilustración política en Francia.

En relación con la Ilustración en América, hay que aclarar que muchas de las ideas llegan por la vía de España, y que la Constitución de Cádiz de 1812, con sus ideas liberales e ilustradas abrió un paréntesis, que fue aprovecho por todos aquellos que luchaban por liberarse del dominio colonial español. En América las ideas ilustradas encontrarán terreno fértil, sirviendo de inspiración a los hombres de la independencia hispanoamericana, particularmente a Bolívar.
El Bolívar histórico que nos sirve de inspiración, y que orienta hoy el accionar de millones de hombres y mujeres en Hispanoamérica, incluido el presidente Hugo Chávez, conductor de la República Bolivariana de Venezuela, nació no el día que su madre lo parió, sino aquel día del 15 de agosto de 1805, cuando juró, por el Dios de sus padres, por su honor y por su patria no descansar hasta no acabar con el dominio colonial español en América.

Simón Bolívar escribió miles de proclamas y cartas, desde los diferentes puntos de América. Dos textos claves para entender las ideas ilustradas de Bolívar son la Carta de Jamaica y el Manifiesto de Cartagena. Estos importantes documentos históricos son atravesados como un hilo conductor por los conceptos de libertad, igualdad y justicia. ¿Cuáles son las consecuencias de ese reclamo de libertad, igualdad y justicia en unas circunstancias donde existe la esclavitud? El que quiere ser libre es porque entiende que ha alcanzado la mayoría de edad, y que no necesita la tutela de nadie para existir. Recuérdese que Kant había definido la Ilustración como la salida del hombre de su culpable minoría edad.
Ningún pueblo puede alcanzar la mayoría de edad atado a la cadena de la esclavitud, es decir sin ser libre. Y para que las personas puedan ser libres, tienen que ser iguales. De ahí que los principios de la libertad y la igualdad estén conectados entre sí. Los ilustrados pensaban, y Bolívar recibió esta influencia, que todos los seres humanos, sin importar su origen, su clase, su religión, su raza, nacían libres e iguales, y que la sociedad los llenaba de cadenas. Llegar a esta comprensión es equivalente a un rayo de luz. Después, solo se necesita conocer la sociedad en que se vive y ubicar los eslabones que impiden la realización plena der ser humano, y desprenderlos.

Bolívar conocía el pueblo americano, conocía sus vicios, su grandeza y sus limitaciones. Hablaba de tres eslabones de la cadena que nos ata, son ellos, la ignorancia, la tiranía y el vicio. “Por el engaño- dice Bolívar- se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción: la ambición, la intriga abusan de la incredulidad y de la inexperiencia de los hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia…Un pueblo pervertido si alcanza su libertad muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en demostrar que la felicidad consiste en la práctica de la virtud: que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más flexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor: que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes, que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad…Nuestros débiles conciudadanos tendrán que robustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la libertad…”.

El criollo, y Bolívar era uno de ellos, fue el sujeto principal de las luchas emancipatorias en América, cuando sintió que había crecido lo suficiente se preguntó, ¿quién soy? En su representación, Bolívar contesta “…no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles…Jamás éramos virreyes, ni gobernadores, sino por causa muy extraordinarias, arzobispo, y obispos pocas veces, diplomáticos nunca, militares, solo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos en fin ni magistrados ni financistas, y casi ni aún comerciantes: todo en contravención directa de nuestras instituciones”. El reclamo de Bolívar era en contra de la exclusión social, exigía oportunidades para los excluidos sociales.
Bolívar fue un ferviente admirador de las instituciones británicas, por eso recomendaba a los legisladores de su tiempo estudiar la Constitución de Inglaterra, no para imitarla servilmente, sino para ver lo que tenía de republicanismo. “Yo os recomiendo esta constitución popular, la división y el equilibrio de los poderes, la libertad civil, de cómo la más digna de servil de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la felicidad política que es compatible con nuestra frágil naturaleza”. Todas estas ideas forman parte del proyecto político y social del libertador, y son al mismo tiempo partes medulares del programa ilustrado.
Así como los grandes hombres de la Revolución francesa ejecutaron un programa antifeudal y antimonárquico, defendiendo los valores de la libertad, la igualdad, la justicia y la moralidad, también Bolívar en América, aparece como el hombre que tiene plena conciencia, de las tarea transformadoras y revolucionarias que tiene por delante. Oigan señores sus reflexiones modernas e ilustradas “…Armando lo más útil, animada de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto, al separarse Venezuela de la nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad, su soberanía nacional. Constituyéndose en una república democrática, proscribió la monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir”.
No quiero concluir mis palabras, sin recordar que de 1830 (fecha de la muerte de Bolívar) hasta acá han transcurrido justamente 176 años. La pregunta obligada es la siguiente, ¿tiene vigencia el pensamiento de Simón Bolívar? La respuesta es que sí.
Creo que el gran sueño de Bolívar de formar una gran nación americana es un camino que vale la pena transitar, por que mientras nuestros pueblos no se unan contra las potencias imperiales, siempre serán víctimas de su control y dominio. Creo que la persistencia de Bolívar, es un ejemplo a tomar en cuenta, por todos los que luchan por un mundo mejor, en el contexto neoliberal y globalizador. Tiene vigencia la idea de educar e ilustrar a la gente, para que puedan cumplir con la condición de sujeto social y moral, y de paso convertirse en ciudadanos conscientes de sus deberes y derechos, para con la sociedad y la patria.
¡Viva Bolívar!
¡Vivan los pueblos del mundo!
¡Viva la revolución bolivariana!

Nota: Conferencia pronunciada por Rafael Morla en la embajada de Venezuela, Republica Dominicana, el domingo 17 de diciembre del año 2006, con motivo de haberse cumplido 176 años de la muerte del Libertador Simón Bolívar.

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