AUTOPERCEPCION INTELECTUAL DE RAFAEL MORLA



Mi formación inicial está pautada por el manualismo, sobre todo los soviéticos que fueron mis primeras lecturas. Esto fue muy propio de los años 60-70. Luego, me moví al marxismo clásico, sobre todo a la dialéctica, que sigue siendo mi método de trabajo. De manos de Carlos Marx, y siempre en relación con el movimiento práctico me hice un filósofo radical, en el sentido de ir a la raíz, a los fundamentos mismos de las cosas. Para que se entienda mejor, cuando el creador del comunismo científico estudiaba las leyes que rigen el movimiento de la sociedad capitalista, elaboró la percepción intelectual, de que una de las características del pensamiento burgués es tomar el fenómeno por la esencia, el efecto por la causa, lo aparente por lo real.
Luego, influenciado por los cambios de época (aunque no me gustan las modas intelectuales) sometí a revisión mis propias concepciones; me refiero a aquellas que estaban en la base de mi formación inicial. Luego, concluí que el marxismo no era todo poderoso y exacto, como pensaba Vladimir Lenin, en Tres partes y tres fuentes del marxismo, sino una concepción del mundo, un arma para transformar la realidad, que tiene que estar en permanente actualización. En este sentido, educarse y formarse permanentemente, constituye el mejor remedio contra las impertinencias y los disparates intelectuales.
Desde entonces soy un libre pensador, que busca su propio horizonte sin ataduras ideológicas y sistémicas, pero que se orienta en su búsqueda por el método dialéctico. Entré de lleno en el estudio de la filosofía griega, cuyo resultado fue un nuevo libro titulado Las raíces del pensamiento occidental, que pronto daré a la imprenta. Mi gran descubrimiento fue la obra y el pensamiento de Platón, el gran maestro de occidente. Fue así que abandoné la media verdad de que Marx era discípulo de Hegel, y asumí la verdad completa, de que ambos eran discípulos de Platón.
Hoy, de manos de Platón, y del pensamiento ilustrado, construyo una visión que me permita entender el mundo en su complejidad, muy particularmente la modernidad tardía en que vivimos. Entiendo que la tarea fundamental de la filosofía hoy, es ayudar a la humanidad a salir del callejón en que la han colocado las fuerzas agónicas del capitalismo mundial; construir un horizonte intelectual que ponga de relieve el agotamiento de la actual forma de vida y organización que rige el mundo de hoy. Ello abrirá paso a nuevas utopías, y a las posibilidades de un mundo mejor para todos y todas.

Comencé a actuar en filosofía de manos de la política y de la ética. Fue un sentimiento humano de justicia (en el sentido de lo justo), lo que me lanzó a la arena filosófica. Reivindico, para estos tiempos, el derecho a pensar, a soñar, y trabajar por un mundo humano, donde no hayan diferencias fundamentales, y todas las personas estén convocadas al reparto de los vienes materiales y espirituales.

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