¿A quién le duele la UASD?

¿A quién le duele la UASD?

Por Rafael Morla
Catedrático de la UASD.

Tengo muchos años arrastrando, como si fuera una pesada cadena, una gran preocupación,  la cual se expresa, en la pregunta, ¿A quién le duele la UASD? Porque de los años de  militancia política, recuerdo que los grupos estudiantiles, a lo largo de los años 70, y aún, al inicio de la década del 80, colocaban en su agenda, la situación de la UASD. Hoy, nadie se preocupa seriamente por esa institución histórica que lleva el nombre de Universidad Autónoma de Santo Domingo. .
Podría decirse que esa institución, con una trayectoria tan gloriosa, y digna de mejor presente y futuro, no tiene suerte con sus hijos. Ella los pare, los cuida, los lleva de la mano por la vida, y luego en pago, la ignoran, hablan mal de ella, la patean por el trasero y la exponen ante sus enemigos.
En muchas cosas  triunfó la UASD, y una de ellas fue el haber sido fragua, escuela política, y madre acogedora y cómplice de todas las fuerzas sociales, que lucharon por una sociedad más justa, libre y democrática, en el contexto de los 20 años que  siguieron a la muerte de Trujillo. Puede decirse que nuestra institución fue la precursora de la democracia y de la llamada sociedad civil dominicana. Años felices, de plena fusión entre la universidad y la sociedad.
Hoy la UASD necesita fortalecer su vida académica e institucional, convertirse en un referente ético de la sociedad dominicana, comprender el mundo en que vivimos, y contribuir con sus investigaciones a la trasformación de la  sociedad. Por supuesto, hay que armonizar las funciones básicas de docencia, investigación y extensión, actividades que tienen que airearse, mediante el intercambio con las  demás academias del mundo.
Nuestras deficiencias, indisolublemente vinculadas con las necesidades que tenemos, nuestros méritos, que no son pocos, porque ni somos tan buenos como queremos, ni  tan malos como dicen los permanentes detractores, necesitan  ser evidenciadas, aclaradas y solucionadas. ¿Cómo se puede relanzar una institución si no hay debates de ideas, sino existe una verdadera voluntad para mejorar y cambiar cosas? Pero también, sino hay  recursos suficientes, para cubrir los costos de las mejoras e innovaciones y la propia planificación de cara al porvenir mediato e  inmediato. No olvido las necesidades y el derecho que tiene la gente a la vida digna, que se expresa ante todo en una buena remuneración salarial.
En todas las épocas se puede luchar y reclamar, pero el modo de hacerlo, varía conforme a las circunstancias. No vivimos la época de las huelgas indefinidas, tampoco la de la creación de obstáculos para impedir que la UASD esté abierta al pueblo, cumpliendo con su misión de llevar luz, comprensión y claridad a la sociedad dominicana.
No es que no se luche, es que se sepa luchar. No es que no se necesite un aumento, claro que sí, pero la UASD que es un instrumento al servicio del pueblo dominicano, siempre tiene que estar abierta, cuando cerramos, otros florecen, cuando hay incertidumbre, los estudiantes emigran, en  fin,  cada vez que se pierde un día de clase, se lanzan a la basura millones de pesos, y terminamos por darle carga  a la batería de los que siempre están prestos a cuestionar nuestra viabilidad como academia.
 Que el Consejo Universitario asuma la lucha institucional por un justo presupuesto, estudiando, luchando y trabajando,  ahí estaremos en primera fila, evocando los años  primerizos de nuestra solidaridad con la UASD, desde los estudios  preuniversitarios.
En definitiva, ¿A quién le duele la UASD?
El autor es profesor de la UASD.
2 de febrero del 2015.


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