Introducción a la filosofía



La filosofía tiene una larga historia (más de 2 500 años), etimológicamente viene del griego filo (amor) y Sofía (sabiduría), significa amor al conocimiento. 


Hay muchos conceptos diferentes de filosofía,  pero podemos definirla como un esfuerzo totalizador, crítico y problemático, mediante el cual el filosófico se propone reproducir en el intelecto las características del ser. No obstante, a fin de abrirnos al diálogo con otras perspectivas del quehacer filosófico, ofrecemos las siguientes definiciones:


  • “La ciencia llamada filosofía está generalmente concebida como el estudio de las primeras causas y de los primeros principios de los seres” (Aristóteles).
  • “La filosofía puede ser concebida en general como la consideración reflexiva de los objetos” (Hegel).
  • “Ciencia sobre las leyes universales a que se haya subordinado tanto el ser (la naturaleza y la sociedad) como el pensamiento del hombre, el proceso del conocimiento” (Rosental Iudin, Diccionario filosófico).
  • “Así vieron la filosofía la mayor parte de los filósofos de todos los tiempos: como una ciencia, no como poesía, no como música, , sino como un estudio serio y sereno.Como una ciencia universal en el sentido de que no se cierra a ningún campo y emplea todo método que le sea accesible. Como ciencia de problemas límites y de las cuestiones fundamentales, y, por ello también, como ciencia radical que no se da por satisfecha con los supuestos de otras ciencias, sino que quiere investigar hasta la raíz” (P.B. Bochenski, Introducción al pensamiento filosófico).


Las condiciones del surgimiento de la filosofía


En este punto es importante hablar de las condiciones socio-históricas del surgimiento de la filosofía, por la sencilla razón de que las manifestaciones del espíritu suelen venir acompañadas de un determinado clima económico, político y social. Nada existe porque sí, mucho menos cuando se trata de un evento de la cultura espiritual de la humanidad, como es la filosofía.


La sociedad griega del siglo VI antes de C. vivió un estado de efervescencia, en todos los ámbitos de la vida social, desarrollo del comercio, de la industria y de la navegación. Precisamente en Mileto, colonia griega del Asia Menor, y lugar de nacimiento de la filosofía, se generó una clase de comerciantes, que no solo le dio nuevo impulso al progreso material, al mismo tiempo, le imprimió nuevos bríos a la democracia y la cultura dialógica en la sociedad.


En este ambiente de di unálogo y libertad espiritual es que nace la filosofía. Puede afirmarse que el “arte de la discusión”, basada en el diálogo de los interlocutores (mayéutica) vino a desempeñar un papel de primera en la inauguración de una forma desconocida hasta entonces de conocer el ser, como lo fue la filosofía.


Para que entienda bien, aunemos una dialéctica de los factores materiales del desarrollo social, con los llamados subjetivos o espirituales. Factores materiales: industria, los oficios,  agricultura, comercio, navegación. Factores espirituales ideas y creencias. Por ejemplo, el desarrollo de la agricultura y la ganadería  y de los oficios, trajeron consigo la aparición del excedente, y el intercambio mercantil al interior de la comunidad  con otros pueblos. Surgió un grupo de seres humanos libres y ociosos que se dedicaron a reflexionar la existencia, y fue precisamente de este grupo que surgieron los primeros filósofos.


En conclusión, veamos en limpio las “condiciones posibilitadoras”  y los “elementos decisivos” relacionados con el origen de la filosofía:


  • La existencia de un mar que facilitó el comercio y las relaciones entre las diferentes culturas del Asia Menor.
  • Una basta producción artesanal, que profundizó la clásica división entre el trabajo manual y el intelectual.
  • La costumbre de los griegos de discutir y dialogar hasta las últimas consecuencias en torno a los problemas que atañían al universo, la naturaleza y la sociedad griega.

Características de la filosofía


La filosofía es un saber crítico, problemático y totalizador, diríamos que de manera fundamental, aunque le acompañan otras condiciones como la de ser auto-reflexiva, racional, metódica y falible. Veamos algunas de ellas:


Crítica


La filosofía puede desarrollarse, cualificarse y desplegarse creadoramente, a condición de estar instalada en la sociedad como saber crítico. Crítica frente a la propia tradición, con la  cual dialoga para  realizarse en el presente; crítica, frente a los valores de la cultura, porque como debe saberse en el tejido social siempre hay taras, limitantes, que es necesario superar para seguir  avanzando. 

Los filósofos al organizar la crítica del presente, proyectan la vida por venir (utopía posible), donde la humanidad hipotéticamente conquistará nuevas formas de vida y organización (desarrollo humano integral).

Frente a lo que nace, como a lo que está por despedirse, porque ha envejecido, y devino en rémora, la filosofía ha sido, es, y será, inevitablemente crítica.

El vínculo entre filosofía y construcción del conocimiento hoy reviste una gran importancia, porque la crítica es el recurso por excelencia para fluidificar los viejos paradigmas (conceptos, juicios, razonamientos, hipótesis, teorías y principios) de las ciencias, en general, de todo saber que se haya instalado, en la comunidad intelectual  como naturaleza física  o verdad eterna, blindada y resistente al cambio.


Problemático


La filosofía es en absoluto  problema, no se detiene ante nada, todo lo reflexiona y examina. Si la ciencia es parcialmente problema, la filosofía es totalmente problemática. Es simple, mientras  más restrinjo el objeto de estudio, menos problemas abarco, asimismo, mientras mayor sea la extensión sometida a reflexión, más profunda es la intensidad problemática.


Ortega y Gasset, decía que solo el problema filosófico es ilimitado en extensión, y al mismo tiempo en intensidad problemática. Es decir el filósofo en la construcción intelectual de su mundo, no se pone límites, tanto en lo relativo a la extensión como al contenido del saber. 


Totalizadora


Como ya está sugerido la filosofía no se detiene ante nada, todo lo reflexiona y lo focaliza como preocupación. Ahora se agrega que busca construir una imagen total del ser, y si la filosofía tiene alguna especialidad esta sería la suya. Aristóteles le llama en su Metafísica, “ciencia de lo Universal”, porque busca apropiarse del todo, sin descender a las particularidades. Se aclara, el filósofo no busca conocerlo todo, pero trabaja para que su objeto de estudio, y los problemas que quiere esclarecer y exponer a la comunidad académica alcancen la mayor dimensión holística y el máximo sentido de totalidad. Totalidad de sentido, no de partes.


La filosofía dialoga con los demás saberes, el científico, el artístico, el religioso, la técnica y el ciberespacio, y en ese esfuerzo conversacional (recuérdese la mayéutica socrática), se construye a sí misma, e integra los conocimientos dispersos a la universalidad del saber. Filosofar es “buscar al mundo su integridad, completarlo en universo  y construirle un todo donde se aleje y descanse” (Ortega y Gasset).


¿Qué nos impulsa a filosofar?


¿Qué lanzó a los humanos de ayer a reflexión filosófica? ¿Qué hilos mueven a un joven o adulto mayor a la altura del siglo XXI, año 2020 a la indagación filosófica? ¿Qué podría lanzar a la arena filosófica a los humanos del mañana? 


El humano es complejo en su comprensión y estas preguntas temporales, relativas a lo móviles que eventualmente podrían movernos a la reflexión tienen también su complejidad. Desde los griegos nos llegan indicaciones de que la filosofía es un saber desinteresado, lo cual para nada es cierto, por tanto esta idea debe ser descartada como  elemento catalizador de impulsos filosóficos. Entonces me quedo con los siguientes:


  1. Admiración, asombro frente a lo que nos rodea.

  2. Amor e interés por el saber.

  3. Conocer el mundo y sus verdades.

  4. Impulso interior de dar respuesta al propio drama existencial.

  5. Utilidad del saber.


El humano posee un permanente apetito de conocimientos, es la forma que tiene de manifestar su horror a la ignorancia. Desde la tradición filosófica se le concede a la admiración su condición de generador de voluntad e impulso filosofante, el testimonio de Aristóteles al respecto lo encontramos en las primeras páginas de su mencionada obra la Metafísica.También, nos llega como eco del pasado, la idea de que el hombre busco el saber como una manera de “huir de la ignorancia”.



En ese espacio vital entre lo que somos y queremos se generan  infinitas interrogantes tanto de carácter ontológico, antropológico, existencial, epistemológico y ético. Por esa causa, siempre terminamos filosofando. ¿Por qué lo hacemos? Es probable que el impacto en la conciencia del mundo exterior, la necesidad de conocer para estar más firmes y seguros, la verdad, en torno a lo que fuimos, somos y aspiramos y la fe en el poder de la razón humana nos lancen al ámbito filosófico. 



Siempre se ha dicho que toda filosofía es expresión de las circunstancias y/o del espíritu de la época, olvidando que el filósofo es un ser humano, acicateado y vapuleado por la vida, y el impacto en su mundo interior de las experiencias mundanas, desempeñan un papel esencial en la voluntad filosofante y el tipo de filosofía que se elabora. A quien no le haya pasado algo grande en la vida, un evento fuerte que lo sacuda por dentro  podrá  ser un vulgar repetidor, pero filósofo, jamás, solía decir Juan David García Bacca. Platón nos recuerda, como una bella lección de vida (Carta VII), que en su juventud, en virtud de su origen y abolengo, estaba destinado a dedicarse a la política, pero que la muerte súbita e injusta de su gran amigo Sócrates, lo lanzó con la fuerza de un torbellino a la arena filosófica. 


Filosofía y ciencia


La filosofía y la ciencia están en permanente diálogo y colaboración recíproca. Las ciencias en su desarrollo progresivo proporcionan nuevos elementos a la filosofía, gracias a los cuales elabora su cosmovisión. A su vez, la filosofía proporciona a las ciencias una visión total del universo, que le sirve de punto de partida teórico, para arrojar luz sobre la porción de lo real, contenido en su particular objeto de estudio.

 

El saber filosófico es un conocimiento aprehendido mediante los recursos de la reflexión, elaborado a partir de la propia auto-reflexión del sujeto. En cambio el saber científico tiene su punto de referencia en las percepciones y representaciones elaboradas por el hombre, y sólo a partir de ello, elabora principios y leyes generales, cuyo alcance será proporcional a la extensión de su objeto de estudio. La ciencia se mueve de la realidad viva y sensible, del dato al concepto; la filosofía en cambio es un movimiento del concepto al concepto.


La filosofía y la ciencia elaboran una imagen racional, solo que la ciencia al tener como objeto de estudio una porción específica de la realidad, elabora y obtiene como resultado una imagen parcial, diferente a la filosofía que al tener como aspiración un conocimiento holístico, totalizador e integrador, obtiene una imagen que representa un universo de sentido.


Por otro lado, toda producción científica de conocimientos se realiza con arreglo a un método. El método es el camino y la luz de la investigación. Sin él nos conduciríamos a ciegas en el universo caótico. El método es una pauta general que sirve de perspectiva y orientación a la aventura intelectual del hombre. Decir que el movimiento del pensamiento va de lo simple a lo complejo, de lo abstracto a lo concreto, que el todo es mayor que cualquiera de sus partes y que la materia ni se crea ni se destruye es hablar de orientaciones metodológicas claves en la actividad productora de conocimientos.


No debe olvidarse, a fin de evitar confusiones, que el método dependerá del objeto de estudio. Por ello en la ciencia el método será siempre particular, mientras que en la filosofía lo es de carácter universal. Lo mismo acontece con las leyes y principios de ambas disciplinas.


Definición y características de las ciencias


La ciencia es un conocimiento parcial, objetivo, metódico, racial y falible de un aspecto de la realidad, obtenido por la humanidad en el transcurso de su práctica histórico-social, y que se expresa bajo la forma lógica  de conceptos, juicios, razonamientos, hipótesis, principios y leyes.


Parcial, porque no abarca la totalidad del universo, sino una porción de él, es decir, al fijar su atención en las particularidades de los fenómenos de la realidad, la ciencia renuncia a conocer el todo, haciendo de la intención de fragmentos del universo un principio metodológico clave de su accionar teórico e intelectual.


Objetivo, porque siendo la abstracción producto del cerebro pensante, se elabora teniendo como punto de referencia la realidad, y no la fantasía y la ilusión subjetiva del sujeto.


Al principio el conocimiento es objetivo, pero no se trata de una objetividad absoluta, sino relativa, por cuanto el hombre que conoce siempre estará marcado por una serie de taras y limitaciones propias del medio social, que conspiran a favor de la subjetividad. Además, no debe olvidarse que en la relación sujeto-objeto, el elaborador del saber  capta las características del ser por la vía del pensamiento, lo cual abre un gran espacio para la objetividad. El lado opuesto a la objetividad es la subjetividad, concepto que sirve para significar la pobreza del pensamiento respecto a la realidad exterior. Mientras más rasgos, matices, relaciones e interconexiones de lo real se abstraen, más rico y objetivo es el conocimiento.


Racional, porque el esfuerzo que hace el hombre por conocer la realidad, solo es posible gracias a su capacidad racional, pues, quien no razona esta incapacitado para conocer. Por otro lado, una vez el sujeto capta la porción del  universo estudiada, tiene que emplear los recursos del pensamiento y la razón para exponer teóricamente los resultados de sus indagaciones.


General, porque no se hace ciencia de un objeto único, sino que se busca lo común en la diversidad de objetos singulares, válidos para todos los casos de una misma especie., y no para un individuo. 


Sistemática, la labor científica productora de conocimientos  supones un sistema ordenado de saberes, donde las ideas más simples están dialécticamente interrelacionadas con las más complejas. Además, los conceptos, principios y leyes de la ciencia, solo cobran sentido, si son partes de un todo armónico coherentemente estructurado.


Metódico, porque toda investigación se realza con arreglo a una cierta orientación metodológica. La palabra método significa camino, pauta u orientación general, la cual nos conducirá en el esfuerzo teórico dirigido a la producción de conocimientos. Sin perspectivas metódicas es  imposible alcanzar los objetivo de la investigación.


Falible, porque la ciencia adopta una actitud critica ante sus propios resultados, rechazando el dogmatismo y la inmutabilidad, tanto en el enfoque como en la valoración de los propios resultados. El científico no debe aferrarse a verdad alguna, y estar dispuesto a rectificar y a reiniciar el camino cuando las circunstancias propias del oficio así lo ameriten.


Filosofía y religión


La filosofía siempre ha estado en diálogo con el ámbito religioso, dependiendo de la época o de las circunstancias política y sociales, la relaciones han sido de acercamiento o alejamiento, la edad media y la ilustración, constituyen ejemplos al respecto. 


La filosofía y la religión pertenecen a la esfera ideológica de la sociedad  ámbito donde viven los valores, ideas y creencias, que pueblan el mundo racional, ético y de fe de los seres humanos.  Puede afirmarse que la religión es una de las formas de la conciencia social, igual que la filosofía, el derecho, la política, la ciencia y el arte. Quizás la diferencia sea, que la religión está instalada y arraigada en el mundo de fe y creencia de las personas, y las demás formas de la conciencia, a su vez, lo están en la racionalidad, la objetividad, el pensamiento y el mundo de las ideas. 


La filosofía y la religión tratan de explicar el universo como totalidad, pero la intención de abarcarlo todo conduce a resultados distintos. La explicación proporcionada por la religión se fundamenta en los mitos y en la fe, en cambio, la filosofía construye su cosmovisión acudiendo a los recursos de la razón. Obviamente no es lo mismo colocarse frente al objeto de estudio en calidad de sujeto pensante, que hacerlo imbuido en la más absoluta fe en los mitos, las leyendas y las creencias en divinidades. 


La religión es una explicación del universo (mezcla de fantasía con experiencia histórica), basada en el mito, en la fe, y en la creencia en seres sobre humanos; elaborada por el hombre en el transcurso del desarrollo social, como compensación frente a lo desconocido y que se expresa bajo la forma sensible de la intuición y de la representación.


En la religión podemos distinguir varios elementos como son las representaciones religiosas, los sentimientos religiosos, el culto y los mitos. Las representaciones religiosas vienen dadas a través de ídolos e imágenes a la cuales el hombre le transfiere un poder trascendente. Las imágenes de los dioses del olimpo son ejemplo de representaciones religiosas.


Los sentimientos religiosos o la fe en determinados seres, tutelares que rigen la vida del hombre. La persona deposita su fe y sentimiento en esos  seres, bajo cuyo imperio viven, como esclavo frente al amo. De ahí el culto y adoración a determinados seres sobrehumanos, con la intención de solicitar beneficios y/o agradecer las bondades.



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